Hace tiempo que te espero, desde aquella noche que rozamos nuestros codos, desde que tu mirada buscó la mía y reimos con la compañía de un buen tinto.
Nos desencontramos, quise visitarte con cualquier excusa, pero no fuimos más allá de frías palabras formales y cada vez que quería dar un paso más, sonaba la campana del round y debía abandonar la lucha, irme a mi auto y saludarte como si nada.
Un encuentro casual en la calle me dejó tu perfume impregnado en mi mejilla, tanto que de solo pasar mi mano por la cara, me parecía estar tocándote a vos.
Pero mis ilusiones se esfumaron con la distancia y con este destino que insiste en no mostrarme tu rostro.
Espero tejiendo mi bufanda invisible, a que aparezcas, para encontrar tus ojos otra vez, para tenerte cerca.